Atestigua su gran amor

Por: Eunice Martínez Arias El Siglo De Torreón Viernes 22 de Junio de 2007

TORREÓN, COAH.- Y pensar que estuvo en la boda religiosa de Don Antonio Aguilar y Flor Silvestre... sin ser precisamente amigo de ellos.

 

Es más, esa fue la última ocasión que Julio Villarreal los vio personalmente. Aún recuerda lo felices que estaban los novios, la elegancia con la que fue adornado el rancho El Soyate, los invitados qué acudieron -entre ellos Guadalupe Pineda, Rubén Aguirre, Raúl “Chato” Padilla- y hasta la “regañiza” que les puso el sacerdote durante la misa porque tardaron muchos años en casarse por la iglesia.

El lagunero Julio Villarreal fue de los pocos qué tuvo oportunidad de tomar fotografías durante la alegre recepción, y es que cuenta que el propio Don Antonio prohibió a los periodistas que grabaran algo e incluso que captaran imágenes por tratarse de un momento muy íntimo. “Sí entraron los reporteros al rancho, pero ninguno con cámara... por eso me gustaría que la gente viera las fotos que yo tomé, y ojalá sirvan para que su recuerdo continúe en el público”.

La oportunidad de asistir a la boda le surgió gracias a su amigo el periodista Silverio Cacique, director de un diario capitalino, a quien conoció al andar haciendo sus “pininos” dentro de la actuación, siendo precisamente él quién le pidió que lo acompañara.

Los álbumes estaban en la mesa, decenas de fotografías estaban al descubierto. Villarreal aparece en muchas, “trajeado” y acompañado por varias luminarias como Marcela Rubiales hija de Flor Silvestre, sin embargo el lagunero prefirió no ser publicado.

“Me relacioné con ellos (Los Aguilar) al hacer mi intentona en el medio artístico, lo conocí pero no era amigo íntimo, eso fue lo que me gustó de ellos, que aún así eran gente muy sencilla y te trataban bien”, luego contó que antes del festejo únicamente había tenido oportunidad de saludar a Antonio y Flor en dos ocasiones.

Durante la entrevista, realizada en un racho ubicado a las afueras de la ciudad, Julio Villarreal platicó que con todo y su nivel de artistas, los afamados esposos fueron regañados fuertemente por el sacerdote que los casó, ya que vivieron cerca de 31 años unidos sólo por lo civil; en 1960 contrajeron nupcias por las leyes del hombre, y en el verano de 91 por las de Dios.

¿Y el huateque? Ese estuvo de lujo; hubo alrededor de 500 invitados, algunos provenientes de Estados Unidos, otros de Europa y hasta de Japón. “La fiesta comenzó cinco días antes, me enteré que muchos de los que asistieron Don Antonio les pagó el vuelo desde sus lugares de origen y los hospedó en los mejores hoteles de Zacatecas”.

Por más que hizo memoria, no recordó qué platillos les dieron de comer, lo que sí tiene muy fresco en su mente es que al momento de los alimentos controló mucho las bebidas, ofreciendo únicamente vino tinto, pero ya más tarde, todo mundo le entró a los “jaiboles, whisky, brandy, ron, hubo de todo”.

Fiel a su tradición, Don Antonio vistió de charro, un traje de gala negro; doña Flor ataviada de blanco: ambos sumamente contentos de estar acompañados por sus amistades más cercanas, entre las que se encontraba el entonces gobernador de Zacatecas, Genaro Borrego.

“Después de la fiesta no volví a ver al señor Aguilar, pero con eso (asistir a la boda) fue suficiente, quedé más que satisfecho”, finalizó.

Fuente: http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=307481

Veronica Gallardo

Martes 19 de Junio, 2007 | Hora de creación: 00:00| Ultima modificación: 04:23

 

QUÉ DIFÍCIL ES ENCONTRAR LA RESIGNACIÓN DE NO volver a ver al ser querido, sin embargo eso es lo que mantiene a la familia Aguilar más unida que nunca ante lo inevitable: a sus 88 años de edad don Antonio Aguilar agoniza.
Pascual Antonio Aguilar Barraza nació en Villanueva, Zacatecas el 17 de mayo de 1926. Cuando cumplió catorce años de edad decidió cruzar la frontera únicamente con el propósito de estudiar canto e iniciar una carrera artística. Durante cinco años trabajó en Tijuana ganando 12 dólares a la semana, dinero que invertía en sus clases del otro lado de la frontera.
Su amor por México nace de su familia, ya que fueron de los fundadores de Zacatecas, de hecho el rancho El Zoyate es una herencia que data de 400 años atrás y que ha ido pasando de generación en generación inculcándole el amor por la tierra, por las tradiciones y el folclore mexicano.
Pero lo más importante, al crecer dentro de una familia tan tradicionalista, don Antonio Aguilar inculca a la vez lo mismo a sus hijos, entre esas usanzas, la de cada fiesta importante, llámese Navidad, Año Nuevo y el cumpleaños de don Antonio, donde toda la familia se reúne en el rancho. Y decir la familia Aguilar es llamar a 120 personas como mínimo, entre primos y sobrinos.
Como buen hombre de campo, sano y de buen corazón, don Antonio Aguilar fue siempre de salud inquebrantable, un roble. Hace más o menos 8 años se le colocó un marca paso, operación que soportó muy bien. Por aquellas fechas también fue operado de emergencia de una perforación en el intestino.
Resulta estaban terminado la gira con su espectáculo ecuestre, en aquellos días todavía don Antonio montaba a caballo, pero tenían que amarrarlo a la silla para evitar un percance mayor. Pues bien, en la tarde estaba comiendo pescado y una espina le perforó el intestino. En cuestión de horas fue operado y ese mismo día salió de peligro. Más tardo en recuperarse que en pedir que lo llevaran urgentemente ante su público del Palacio de los Deportes, donde ya no montó a caballo, pero, eso sí, les ofreció una disculpa por haberse ausentado del espectáculo y explicó lo que le había sucedido. Obvio, el lugar se caía en aplausos para don Antonio.
Posteriormente un mal médico le diagnostico cáncer a don Antonio. Y le dieron quimioterapias, las cuales en lugar de ponerle bien le perjudicaban bastante, hasta que se les ocurrió ir en busca de otro diagnóstico. No tenía cáncer ni nada que se le pareciera. Había sido un error de un médico sin escrúpulos que deseaba cobrar más dinero, bueno eso me imaginó, ya que esas quimioterapias mermaron la salud de don Antonio, pero
doña Flor jamás quiso entablar una demanda contra el médico, decía: “ese doctor tiene familia y yo jamás haré nada para dañar a sus hijos o a su familia. Yo no voy a destruir a nadie”. Así de grande es el corazón de ambos.
Su historia de amor verdadero junto a la también actriz y cantante Flor Silvestre causo revuelo en su tiempo. Ellos se conocieron mientras filmaban una película, ambos estaban casados. Y tanto don Antonio como la misma doña Flor siempre dijeron que fue amor a primera vista. En esa película surgió el amor eterno, pero no hubo ni siquiera un rozón de manos, ni siquiera un beso furtivo, todo el amor se lo expresaron en miradas.
El escándalo fue tremendo porque los acusaron de adúlteros, cuando realmente al terminar la filmación ambos decidieron dar por terminados sus matrimonios para poder comenzar una relación formal. Jamás se les hubiera ocurrido iniciar una relación sin terminar la que tenían. Y el tiempo demostró que el amor de ellos es de esos que “son garbanzos de a libra”. Difícilmente se encuentran.
El mismo Pepe Aguilar recordaba que tuvo que cargar con el estigma del amor de sus padres, cuando varios periodistas de aquellas épocas lo atacaban mucho al inicio de su carrera, pues aunque pasaron los años y quedaba más que demostrado el verdadero amor entre doña Flor y don Antonio, seguían siendo fieles a la memoria y amistad de Paco Malgesto. Para doña Flor fue muy difícil, porque no volvió a ver a sus hijas Marcela y Cristina Rubiales, al menos no cuando estuvieron pequeñas.Como se atrevieron a juzgar un amor así, hasta hace unos días, doña Flor y don Antonio seguían juntos, siempre juntos, de hecho doña Flor no se separaba de él nada más que para ir al baño. Aún se daban besos en sus bocas y siempre estaban de las manos.
Como buen hombre de campo también gustaba de que su mujer le cocinara.
Y doña Flor cada Navidad hacía el pavo y el bacalao para los mas de 100 invitados al rancho El Zoyate. Y que decir en el cumpleaños de don Antonio, la misma doña Flor, con sus manitas le hacía sus guisados para la taquiza. Verdolagas con cerdo, papas con chorizo, mole verde y rojo. Uno de los mayores logros como artistas del cual se sentía muy orgulloso don Antonio fue del debut de su hijo Pepe, cuando solo tenia 3 años de edad y balbuceo algunas palabras en el Madison Squeare Garden. Don Antonio solía decir que este debut él lo propició ya que fue la primera vez que él y un artista latino llenaba en su totalidad este recinto.
Había más de 25 mil personas pues, incluso, muchas quedaron de pie y en los pasillos a falta de butacas. Los estudios de don Antonio Aguilar en Estados Unidos no solo fueron para interpretar canciones comerciales, él estudio bell canto y en sus ratos libres en su casa gustaba de cantar arias de opera, además de que siempre era una fascinación para él escucharlas. Entre las amistades que hizo en el ambiente artístico está la de Luis Aguilar, quien fue uno de sus mejores amigos, al igual que se expresaba siempre con mucho cariño de Pedro Infante, más no era lo mismo con Jorge Negrete, de quien si no se expresaba mal, tampoco bien.
Aunque venía de una familia con capacidad económica, don Antonio Aguilar siempre dijo que las personas debían ganarse la vida a base únicamente de trabajo y así fue su historia, ya que mientras estudiaba en Estados Unidos y trabajaba en Tijuana logra ahorrar suficiente dinero para en 1945 volver a México y conquistar la gran capital mexicana, donde recibe la oportunidad en junio de 1950 de cantar en la XEW. Ahí comienza a gustar entre el público dado que lo mismo interpreta canciones mexicanas rancheras o de bolero que arias de ópera. Dado que dominaba a la perfección el inglés y venía de Estados Unidos, utilizó el nombre que siempre le dijeron sus profesores: Tony Aguilar.
Empezó el peregrinar de los grandes actores, el camino que forja, que da temple a la vena artística, así Tony Aguilar hace muchos pequeños papeles en el cine nacional, hasta que en 1952 recibe su primera parte importante en la película El Casto Susano, junto a don Joaquín Pardavé y en ese año hace 10 películas, dos de ellas sumamente importantes por tratarse de coestelares al lado del ídolo del momento, Pedro Infante, en las películas Un rincón cerca del cielo y Ahora soy rico. Para 1953 es contratado como actor exclusivo de la importante productora de películas Filmex.
Fue don Ismael Rodríguez, quien le dio la gran oportunidad en cine al darle el estelar de la cinta Tierra de Hombres, esto fue la punta de lanza que caracterizo a Tony Aguilar como un actor preocupado por caracterizar personajes populares e históricos, debemos recordarlo siempre como Emiliano Zapata, Felipe Carrillo Puerto, Gabino Barrera, Heraclio Bernal y Lico Vázquez. Fue impulsor para realizadores de temas poco convencionales y alejados de los temas más comerciales.
Ahora Toño, Pepe y doña Flor enfrentan la tragedia de ver como poco a poco se extingue la vida de un hombre cuyo paso en esta tierra no fue en vano, pues dejo no sólo su arte, sino la enseñanza del valor, amor y trabajo que durante 86 lo caracterizaron. Viva por siempre don Antonio Aguilar.